La bioplastia de arrugas se utiliza para llenar las depresiones causadas por las líneas de expresión. El procedimiento se hace con polimetilmetacrilato (PMMA), una sustancia definitiva y liberada por la Anvisa.
La bioplastia de arrugas se hace con microcánulas, agujas sin punta, largas y finas, que además de realizar una estimulación mecánica para la producción de colágeno, evitan lesiones en vasos y nervios adyacentes. La utilización de este tipo de aguja romboide reduce el surgimiento de hematomas después de la aplicación.
El paciente permanece despierto durante todo el procedimiento a la bioplastia de arrugas, conversando y opinando con el médico, lo que evita sorpresas indeseadas en el resultado final. La bioplastia de arrugas dispensa corte o suturas. Por ser un tratamiento mínimamente invasivo, el paciente puede realizar la corrección de diversas líneas de expresión en una única sesión.
Hace más de 20 años para bioplastia, el PMMA es un implante inyectable que utiliza microesferas de polimetilmetacrilato con cerca de 40 micra de diámetro, suspendidas en un coloide inerte. Esas características hacen de la sustancia un producto biocompatible en sus propiedades físicas y químicas y libre de moléculas proteicas. El empleo del PMMA para bioplastia de arrugas es liberado por la Anvisa y por el FDA, el órgano de salud estadounidense.
La bioplastia de arrugas no tiene tiempo de recuperación, normalmente dejando al paciente libre para seguir su rutina. Sin embargo, incluso con la utilización de microcánulas sin punta, pueden surgir hematomas e hinchazones leves que, generalmente, desaparecen en pocos días. A pesar de ser una sustancia definitiva, el PMMA puede ser moldeable en sesiones subsecuentes con nueva aplicación del producto para un mejor resultado en el área rellenada. Por eso, por precaución, la cantidad utilizada es siempre inferior a la ideal, si necesario, el paciente puede retornar al consultorio para retoques.